lunes, 17 de febrero de 2020

Y LA SUBIDA DE LAS PENSIONES MÍNIMAS ¿PARA CUANDO?




COESPE MUJER



Y LA SUBIDA DE LAS PENSIONES MÍNIMAS ¿PARA CUÁNDO?

Primero nos mantuvieron en la incertidumbre de si subían o no las pensiones con respecto al IPC para este 2020. Recordemos que desde las reformas de 2011 y 2013 nos enfrentamos a un continuo desasosiego de cobrar pensiones cada vez más bajas, aunque con más años cotizados, por el llamado Factor de Sostenibilidad que lleva consigo el Factor de Equidad Intergeneracional, que se aplicará en 2023 y consiste en que cuanto más vivas más pobre serás, y el Factor de Revalorización Anual por el que las pensiones subirán solo un 0,25% si el sistema está en déficit, independientemente de que lo haga el IPC. Con las deudas a las que han llevado a la Seguridad Social y los gastos que les incluyen en sus cuentas que no le corresponde, el sistema de pensiones tendrá déficit durante muchos años, en definitiva, iremos perdiendo poder adquisitivo año tras año.

Posteriormente, en el primer consejo de Ministras y Ministros de este gobierno de coalición se aprueba una subida del 0,9%, con efectos retroactivos al 1 de enero, pero se deja fuera la promesa electoral de subir cada año las pensiones más bajas en un porcentaje superior al IPC. Medida que sería un claro intento de ir eliminando lo que denominamos brecha en las pensiones, la brecha entre las que más cobran y las que menos y la brecha de género que condena a las mujeres a cobrar como media hasta un 37% menos que los hombres.

Por tanto, no es de extrañar escucharnos, sobre todo a nosotras, decir que esa subida no nos compensa para nada el aumento del coste de la vida. Para quienes cobren una pensión media de unos 1100€, la subida es de unos 10€ mensuales, pero para quienes cobran una pensión no contributiva, de viudedad, de orfandad o de invalidez, esa subida puede no llegar ni a 3€. Los alquileres, la alimentación y los gastos básicos para las personas pensionistas suben por encima de ese 0,9%.

No es casual que precisamente aquellas pensiones más empobrecidas sean las de una mayoría aplastante de mujeres. Parece que le viene muy bien a este sistema que ocupemos los puestos de trabajo peor pagados o los de la economía sumergida, donde las cotizaciones suelen ser muy bajas o inexistentes. O que no se reconozca los trabajos de cuidados que realizamos sin ningún tipo de remuneración, aunque signifiquen el 14,9% del PIB.

La mayoría del colectivo de pensionistas somos mujeres, pero no somos las que recibimos las pensiones altas sino las más precarias, las que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Muchas de nosotras somos viudas, sufrimos algún tipo de invalidez o percibimos pensiones no contributivas.

No entendemos que un gobierno, que se autodenomina progresista y feminista, haya dejado a las mujeres pensionistas en la misma situación en las que nos tenían los anteriores. No entendemos cómo se deja en una hipotética y futura negociación entre los que se llaman agentes sociales y no se afronta inmediatamente la subida de las pensiones más exiguas, insuficientes y desfavorecidas para superar los umbrales de pobreza y la exclusión social.

Quedan muchas cuestiones pendientes, entre otras la derogación de las dos reformas laborales y la de la Ley de pensiones para que se introduzcan correctores necesarios que tengan en cuenta las violencias que sufrimos, la discriminación y opresión que soportamos como mujeres en todos los terrenos, desde el laboral hasta las pensiones; así como conseguir la eliminación del factor de sostenibilidad, bajar el número de años cotizados para recibir una pensión o la edad a la que nos tenemos que jubilar; o el reconocimiento de muchas enfermedades que sufrimos, establecer condiciones dignas en los trabajos, la conciliación familiar, el trabajo de cuidados y un largo etc.

Pero lo fundamental, lo inmediato, lo imprescindible tiene que ser atender las necesidades de quienes viven por debajo del umbral de pobreza y en exclusión social. No olvidemos que la frase LA POBREZA TIENE ROSTRO DE 
MUJER no es un slogan, es una realidad cruel e injusta.

GOBIERNE QUIEN GOBIERNE LAS PENSIONES PUBLICAS SE DEFIENDEN.











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